sábado, 24 de enero de 2009

Dos siglos d. P.

Como bien me recordaba Bartlobio hace unos días, este año se conmemora el 200 aniversario del nacimiento del primer gran autor del lado oscuro del alma humana: Edgar Allan Poe, por lo que la Pedantoteca tiene una cuenta pendiente mientras no lo recuerde como se merece.

Como todos los periódicos (serios) vienen llenos de textos al respecto (Savater en El país, por nombrar uno), no voy a explicar aquí su vida atormentada de triste final o que fue el inventor del cuento de fantasía moderno y del relato detectivesco (¡olvidaos de Sherlock!). Ni siquiera voy a repetir que el gran Baudelaire fue su introductor en Europa, o que los Lovecraft, Bierce y compañía siguen su estela, engrandeciendo el mito, nunca superándolo.

Así, prefiero centrar esta entrada-homenaje en la parte de su obra de la que él mismo se sentía más orgulloso: la poesía. Efectivamente, por encima de todo lo demás, y aunque os cueste creerlo, Poe fue un excepcional poeta. ¿Por qué, entoces, se habla tanto de sus cuentos y tan poco de su poesía? Yo creo que por dos razones principales: porque su poesía no ha tenido la continuidad de autores/seguidores/imitadores de sus cuentos y porque es menos accesible para el gran público. No es una poesía fácil: Poe emplea un vocabulario amplísimo en un inglés intencionadamente anticuado, y los temas son a menudo fantasiosos, con lo que el lector se siente algo perdido (es lo que pasa con el movimiento romántico menos realista, en general, como algún Shelley). Aun así, gozó de popularidad en su tiempo, especialmente a partir de The bells, un poema que es pura música (de campanas, se entiende). Hoy recordamos principalmente The raven, el famoso cuervo que se ha convertido en parte de su imagen.

[El cuervo me ha hecho pensar en otra faceta menos conocida de Poe: el ensayo. Es muy recomendable The philosophy of composition, donde Poe explica, entre ideas más generales, paso a paso la composición de El cuervo. ¡Es un lujo leerlo! ¿Os imagináis a Flaubert exponiendo la estructura de Bovary? Pues algo así es lo que ofrece este texto. En español lo ha editado Langre, en su colección Bilingües de base, que no tiene desperdicio, junto a otro ensayo, más general: The poetic principle.]
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Si queréis redescubrir a Poe como poeta, o disfrutar de su relectura, os recomiendo la edición de Hiperión, bilingüe y con todos los poemas, a cargo de María Condor y Gustavo Falaquera. Pondré alguna muestra en breve.

Para acabar, un par de links a los que vale la pena echar una ojeada:

- La entrada de El arquero, blogger de La vanguardia, sobre el misterioso visitante anual de la tumba de Poe. Os la copio aquí.

- Las tiras de El joven Lovecraft, que ya introdujo Gizmo en la Pedantoteca en su día, donde encontraréis situaciones como ésta:


Bueno, se trataba de relajar un poco el tema para acabar... tenéis todas las tiras aquí. Ahora igual Superfucker quiere comentar algo de las pelis serie B que se han hecho de los cuentos, que son innumerables. Y es que la sombra de Poe ha sido, y sigue siendo, muy alargada...

jueves, 15 de enero de 2009

Intelectuales

Estoy devorando un libro que se llama precisamente así, "Intelectuales", sin más. Escrito por Paul Johnson, quien se dedica a despellejar, aunque de forma elegante y documentada, a una docena de intelectuales. Es una obra provocadora que desmitifica, cuando no echa por tierra de manera inmisericorde, a figuras tan reconocidas de la literatura y el pensamiento como Tolstoi, Ibsen, Brecht, Marx o Rousseau.

Algunas perlas:

Sobre Brecht: "He intentado encontrar algo positivo que decir de Brecht. Pero al margen del hecho de que siempre trabajó de forma incansable, no he hallado nada más"

Sobre Tolstoi: "Al igual que Marx, tenía una visión defectuosa de la Historia. Conocía muy poco la Historia y no tenía ni idea de cómo llegan a producirse los grandes acontecimientos"

El leitmotiv de la obra es que un egoísmo ilimitado es un rasgo común a muchos intelectuales. ¿Será verdad? Lo cierto es que estoy disfrutando esta demolición en serie.

miércoles, 14 de enero de 2009

Shakespeare en un fragmento que no podía faltar

Ser o no ser: ésta es la cuestión: si es más noble sufrir en el ánimo los tiros y flechazos de la insultante Fortuna, o alzarse en armas contra un mar de agitaciones, y, enfrentándose con ellas, acabarlas: morir, dormir, nada más, y, con un sueño, decir que acabamos el sufrimiento del corazón y los mil golpes naturales que son esencia de la carne. Ésa es una consumación piadosamente deseable: morir, dormir; dormir, quizá soñar: sí, ahí está el tropiezo, pues tiene que preocuparnos qué sueños podrán llegar en ese sueño de muerte, cuando nos hayamos desenredado de este embrollo mortal. Ésa es la consideración que da tan larga vida a la calamidad: pues ¿quién soportaría los latigazos y los insultos del tiempo, el agravio del opresor, la burla del orgulloso, los espasmos del amor despreciado, la tardanza de la justicia, la insolencia de los que mandan, y las patadas que recibe de los indignos el mérito paciente, si él mismo pudiera extender su documento liberatorio con un simple puñal? ¿Quién aguantaría cargas, gruñendo y sudando bajo una vida fatigosa, si no temiera algo después de la muerte, el país sin descubrir, de cuyos confines no vuelve ningún viajero, que desconcierta la voluntad, y nos hace soportar los males que tenemos mejor que volar a otros que no sabemos? Así, la conciencia nos hace cobardes a todos, y el colorido natural de la resolución queda debilitado por la pálida cobertura de la preocupación, y las empresas de gran profundidad y empuje desvían sus corrientes con esta consideración y pierden el nombre de acción... ¡Cállate ahora! ¿La hermosa Ofelia? Ninfa, que en tus oraciones sean recordados todos mis pecados.
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Hamlet, acto tercero, escena primera. (Traducción: José María Valverde)

jueves, 8 de enero de 2009

Elementos de Euclides

1. Un punto es lo que no tiene partes.
2. Un línea es una longitud sin anchura.
3. Los extremos de una línea son puntos.
4. Una línea recta es aquella que yace por igual respecto de los puntos que están en ella.
5. Una superficie es aquello que sólo tiene longitud y anchura.
6. Los extremos de una superficie son líneas.
7. Una superficie plana es aquella superficie que yace por igual respecto de las líneas que están en ella.
8. Un ángulo plano es la inclinación mutua de dos líneas que se encuentran una a otra en un plano y no están en línea recta.
9. Cuando las líneas que comprenden el ángulo son rectas, el ángulo se llama rectilíneo.
10. Cuando una línea recta que está sobre otra hace que los ángulos adyacentes sean iguales, cada uno de los ángulos es recto, y la recta que está sobre la otra se llama perpendicular a la otra recta.
11. Un ángulo obtuso es un ángulo mayor que un ángulo recto.
12. Un ángulo agudo es un ángulo menor que un ángulo recto.
13. Un límite es lo que es extremo de algo.
14. Una figura es aquello que está contenido por cualquier límite o límites.
15. Un círculo es una figura plana comprendida por una sola línea (llamada circunferencia) de tal modo que todas las rectas dibujadas que caen sobre ella desde un punto de los que están dentro de la figura son iguales entre sí.
16. Y el punto se llama centro del círculo.
17. Un diámetro de un círculo es una recta cualquiera que pasa por el centro y que acaba en ambas direcciones en la circunferencia del círculo; esta línea recta también divide el círculo en dos partes iguales.
18. Un semicírculo es la figura comprendida entre el diámetro y la circunferencia cortada por él. El centro del semicírculo es el mismo que el del círculo.
19. Figuras rectilíneas son aquellas que están comprendidas por líneas rectas, triláteras las comprendidas por tres, cuadriláteras les comprendidas por cuatro y multiláteras les comprendidas por más de cuatro líneas rectas.
20. De los triángulos, el equilátero es el que tiene los tres lados iguales; isósceles el que tiene dos lados iguales y uno de desigual; y escaleno el que tiene los tres lados desiguales.
21. De los triángulos, triángulo rectángulo es el que tiene un ángulo recto, obtusángulo el que tiene un ángulo obtuso y acutángulo el que tiene los tres ángulos agudos.
22. De los cuadriláteros, cuadrado es el que tiene los lados iguales y los ángulos rectos; rectángulo el que es rectangular pero no equilátero; rombo el que es equilátero, pero no tiene los ángulos rectos; y romboide el que tiene los lados y los ángulos opuestos iguales, pero ni es equilátero ni tiene los ángulos rectos. Los otros cuadriláteros se llaman trapecios.
23. Rectas paralelas son aquellas que, estando en un mismo plano y siendo prolongadas indefinidamente en ambos sentidos, no se encuentran una a otra en ninguno de ellos.
Definiciones Libro I
Elementos de Euclides

domingo, 4 de enero de 2009

Heidegger y los relojes: ¡Joan ha vuelto!

Como muchos ya sabréis, se acaba de publicar el segundo libro de Joan, nuestro profe favorito, con el título de Heidegger y los relojes. Se trata de una generosa ampliación, esta vez en castellano, de su anterior trabajo, del que podéis encontrar la correspondiente reseña pedantotera aquí.

Antes de nada, la ficha técnica de Laie (http://www.laie.es/):
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editorial: ENCUENTRO EDICIONES
lugar de edición: MADRID
año de edición: 2008
número edición: 1
formato: RÚSTICA
páginas: 328
ISBN: 978-84-7490-911-1
precio:24,00 €
(Por cierto, ya les vale a los de Laie, que han puesto en la cabecera de la ficha a José González como autor...).

El libro está mucho mejor editado que el anterior, incluyendo foto de nuestro autor con su mejor aspecto de sabio irreverente, incluye una presentación del profesor Pereña, al que tuve el placer de conocer personalmente, y hasta una contrasolapa de aquellas que animan a la adquisición:
"En Heidegger y los relojes, Joan González mantiene una discusión crítica con la crítica que la filosofía del siglo XX ha mantenido respecto al tiempo cronométrico. Centrándose en el pensamiento heideggeriano sobre la medida del tiempo, y dentro de una vocación fenomenológico-hermenéutica, el libro descubre un territorio filosóficamente inexplorado: el análisis fenomenológico de la medida del tiempo mediante calendarios y relojes."

Pues eso. No intentaré yo ahora explicar de qué va.
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Para adquirirlo, puede el interesado dirigirse a los lugares habituales: Laie, La Central (ojo que ésta lo ponía el pasado sábado entre los recomendados del apartado de filosofía, y sólo quedaban DOS ejemplares de la pila inicial a la venta), etc.

En resumen, que tenemos más Joan y mejor editado. Ahora toca disfrutar de su lectura y del lujo que supone tener al autor a mano para marearlo con las dudas que nos surjan durante la misma. Como siempre, y siguiendo su espíritu generoso, Joan no nos dejará éstas sin contestar.
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Para acabar, señalaros que algunos medios ya se han hecho eco de la novedad. Como muestra, la entrevista al autor en la Cope aquí.