domingo, 25 de octubre de 2009

Frase del día: una gran verdad de Camus

"La vida es un largo rodeo para volver a las tres o cuatro verdades sencillas que se abrieron ya en la infancia en nuestro corazón."
-
Albert Camus

viernes, 2 de octubre de 2009

Proust: carrera de fondo con premio

Hace unos días, mi hermano me confesó que ha empezado, por lo menos por tercera vez, a leer En busca del tiempo perdido. Le animé a seguir hasta el final, aunque estoy seguro de que la media de intentos no baja de cinco (esto es, sin que ninguno tenga por qué ser el bueno...).
-
Como ya dije una vez, Proust no es fácil. Ese estilo de frase larga y con frecuencia pomposa, ese análisis hasta la médula de los sentimientos con obsesión de naturalista, esa aparente falta de evolución (especialmente a nivel de acción), total, ese "no pasa nada y no habla de nada" echa para atrá al más pintado. Tened en cuenta que hablamos de unas 4.000 páginas en 7 volúmenes. Y que no hay quien sepa responder de forma completamente satisfactoria a la pregunta (tan manida como innecesaria, por otra parte) de "¿y de qué va?".
-
Yo no voy a intentar explicar de qué va. Porque no importa. Porque es la lectura en sí, íntima, de cada larga frase lo que cuenta. Por eso Proust no explica una historia. Por eso no hay un final al uso. Uno va discretamente avanzando por las páginas, como por un museo, sin ruido, disfrutando de unas partes más que de otras, teniendo revelaciones y ratos de aburrimiento, descansando un rato si hace falta. Y se llega al final de la obra / museo y no hay fuegos artificiales ni boda, hay una indicación de fin / salida, que te devuelve al mundo real como un ser humano mejor, y es que por el camino has aprendido y aprehendido de un Maestro, casi sin darte cuenta. Lo dicho, como el que se pasea por el Louvre o la National Gallery. Casi nada. Y sin caminar tanto ni aguantar turistas plastas. ¡Ánimo, pues, a Bartlobio y a todos los que se atrevan!