sábado, 10 de marzo de 2012

Elocuencia y verdad, lección de San Agustín

"Ya, pues, había aprendido de Vos que no por decirse elocuentemente debe parecer una cosa verdadera, ni debe parecer falsa porque suenan descompuestamente los signos que los labios articulan, ni tampoco se ha de tener que verdadera una cosa porque se dice toscamente, ni por falta de lo mismo que se dice en brillante estilo, sino que la sabiduría y la estulticia vienen a ser como los alimentos: provechosos o dañosos, y que unos y otros manjares pueden ofrecerse en vajilla cincelada o grosera, como la verdad puede servirse indiferentemente en estilo primoroso o en lenguaje no afeitado".
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San Agustín, Confesiones, V, VI.