lunes, 10 de agosto de 2015

RÉMI BRAGUE: EUROPA, LA VIA ROMANA


¿Se puede hablar de un humanismo musulmán? La cuestión es discutida, tanto más cuanto que la palabra misma se halla lejos de ser unívoca. Intentemos introducir un poco de claridad.
     a) Cabe entender por "humanismo" el intento de crear un mundo fundado en la exclusiva consideración del hombre y en él dejar fuera a Dios, en el sentido en el que el inglés moderno "humanist" es una forma de "ateo". En este sentido es claro que un humanismo musulmán es contradictorio, como lo es un humanismo cristiano.
      b) Si se entiende por éste el amor a las letras, cabe encontrar en el mundo árabe una época en que se reunieron las condiciones sociales necesarias para la emergencia de un humanismo: un público de doctos refinados, el gusto por la cultura general, ante todo literaria, etc, y en que tales condiciones dieron frutos perfectamente comparables con los de Europa. Buenos conocedores de él han podido así proponer que se denomine "humanistas" a ciertos rasgos del mundo musulmán.
       c) Se puede llamar "humanismo" a la valoración del hombre, al que se supone situado en la cima de la naturaleza o, para las religiones, de la creación. Se halla en el mundo islámico, igual que en muchas tradiciones culturales anteriores o paralelas, una afirmación de valor excepcional del hombre, y hasta una teoría del "hombre perfecto", el único digno del lugar supremo. Se puede hablar de un humanismo en el pensamiento árabe. Pero, si bien quienes lo mantienen se expresan en árabe, éste es de fuente oriental, iraniana o antigua. Y ¿cabe considerar que los autores a menudo sospechosos que lo profesan, como "Jâbir" o Râzi, lo han sacado de la religión musulmana? Le acontece, por ejemplo, a Averroes dar a entender que las legislaciones religiosas ("divinas") han de ser apreciadas según su conformidad con las "leyes humanas", es decir, con las reglas que definen qué régimen es conforme al fin último del hombre, tal y como lo determina la filosofía y sólo ella. Da la vuelta así de modo espectacular al punto de vista según el cual las leyes humanas deben, por el contrario, dejarse regular por la ley divina. Este "humanismo", ¿lo es de un buen musulmán?
       d) La cuestión se vuelve ardua e interesante, con dos condiciones: es preciso, por una parte, que la palabra "humanismo" designe un intento de conceder al hombre, frente a aquello que no es él, (incluido Dios), un estatuto de interlocutor autónomo, una dignidad que le permita entrar en una relación libre con sus otros; y es necesario, por otra parte, que se entienda por "Islam" no una cultura, sino una religión que es tal como se expresa en sus documentos normativos. Pues bien, los hombres de ciencia que niegan la existencia de este género de humanismo fuera del judaísmo y el cristianismo no están faltos de autoridad.
        Cabe, en efecto, invocar las diferencias en el plano de los orígenes de la humanidad y de la acción de Dios para con ella. Así, en el Antiguo Testamento, es Adán el que nombra a las cosas a las que Dios no ha nombrado, en particular a los animales. Dios corre con ello el riesgo de tener que aprender algo del hombre y confirma las decisiones de éste, dejándole así obrar como legislador. En el Corán es Dios, por el contrario, quien da nombre a todas las cosas y enseña los nombres de ellas a Adán. Y en el cristianismo la idea de encarnación confiere a la humanidad una dignidad única.
          Sin querer profundizar en este vasto debate, es interesante observar que la diferencia, acaso central, entre el humanismo europeo y lo que se le parece en el mundo árabe es una consecuencia de la naturaleza de los textos antiguos que han sido transmitidos al uno y al otro. La literatura antigua, en lo que tenía de propiamente "literario", es decir, la poesía épica, trágica y lírica, no ha llegado al mundo árabe - a diferencia de la filosofía y las ciencias antiguas - . Pues bien, es justamente esta literatura la que transmitía algo semejante a una concepción antigua del hombre, con los modelos de su posible excelencia en su afirmación con relación a los dioses, a la naturaleza, a la ciudad, etc. El mundo árabe no tuvo, pues, que afrontar por derecho la competencia de una concepción global del hombre anterior al Islam: la idea que los árabes de la "ignorancia" (gahiliyya) se hacían de la excelencia humana no tenía talla frente a la gravedad del Corán, y los textos filosóficos y científicos traducidos después no expresaban la concepción pagana del hombre más que en una forma muy atenuada. El mundo cristiano, en cambio, hubo de medirse con un paganismo más vigoroso: el neoplatonismo anticristiano de Porfirio o de Proclo, que no había sido expurgado como lo fueron los textos neoplatónicos traducidos al árabe, y sobre todo los trágicos griegos, verdaderos adversarios de la santidad cristiana. El cristianismo hubo, pues, de generar anticuerpos más poderosos.

                                         

jueves, 6 de agosto de 2015

Dios y el hombre según Edward O. Wilson

"El hombre, ¿fue hecho a la imagen de Dios, o fue hecho Dios a la imagen del hombre? Aquí radica la diferencia entre la religión y el laicismo basado en la ciencia."

Edward O. Wilson, "La conquista social de la tierra",´pág. 297.