miércoles, 13 de febrero de 2008

Los siete pilares de la sabiduría, de Lawrence de Arabia

Nasir se tumbó de espaldas y comenzó, con mis gemelos, a estudiar las estrellas, enumerando en alta voz primero un grupo y luego otro, y dando gritos de sorpresa al descubrir pequeñas luminarias que a simple vista no había advertido. Auda nos llevó a una conversación sobre los telescopios -los grandes- y a preguntarnos cómo el hombre había avanzado tanto en trescientos años, desde los primeros intentos, hasta el punto de construir ahora lentes, tan largos como una tienda, que le permitían ver millares de estrellas desconocidas. "¿Y qué son las estrellas?" Nos enzarzamos en una disertación sobre los soles que hay tras los soles, sobre los tamaños y las distancias que exceden a toda imaginación. "¿Qué ocurrirá ahora con este conocimiento?", preguntó Mohammed. "Seguiremos trabajando, y muchos sabios y algunos hombres inteligentes construirán, en cooperación, lentes que tendrán sobre las nuestras una ventaja tan grande como la tienen las nuestras sobre las de Galileo ; y otros centenares de astrónomos distinguirán y contarán otros millares de estrellas ahora invisibles, catalogándolas y dando a cada una un nombre. Cuando las veamos todas, no habrá ya noche en el cielo".

"¿Porqué los occidentales lo quieren siempre todo?", dijo provocativamente Auda. "Tras nuestras pocas estrellas nosotros podemos ver a Dios, que no está detrás de vuestros millones". "Queremos llegar al fin del mundo, Auda". "Pero eso es de Dios", se quejó, medio irritado, Zaal. Mohammed no quería que se desviaran de su tema. "¿Y hay hombres en esos mundos tan distantes?", preguntó. "Dios lo sabe". "¿Y tiene cada uno de ellos un Profeta, un cielo y un infierno?" Auda le interrumpió. "Muchachos, nosotros conocemos nuestros camellos, nuestros distritos, nuestras mujeres. El exceso y la gloria pertenecen a Dios. Si la finalidad de la sabiduría es añadir una estrella a otra, entonces me quedo con nuestra locura" Y luego habló de dinero, y distrajeron sus espíritus hasta que todos zumbaron a un tiempo.

3 comentarios:

Superfucker dijo...

A quienes os guste la literatura os queda por descubrir la producción de T.E.Lawrence, el último héroe romántico, el último guerrero poeta...En este libro narra sus campañas en Arabia con unas descripciones poéticas bellísimas...

Joan dijo...

Muy grande Lawrence. No he tenido el gusto (ni el tiempo) de leerlo, pero la película de David Lean merece un diez.

Superfucker dijo...

es una de las mejores pelis de la historia...