miércoles, 20 de agosto de 2008

To be or not to be... Shakespeare

En el suplemento de Cultura/s de La vanguardia del pasado día de Sant Jordi (vale, he tardado cuatro meses en comentarlo...) se incluía un artículo sobre un tema que, por mucho que parezca repetido, no deja de estar de actualidad continuamente: la verdadera identidad de "Shakespeare", el inmortal autor de Hamlet o Romeo y Julieta al que Bloom define como "inventor de lo humano" (en la literatura, se entiende).

La cuestión parece estar un poco más clara, y sus hechos principales son los siguientes (extraídos del artículo mencionado más arriba, escrito por Isabel Gortázar con un estilo apreciable):

- Existe una duda razonable de que el autor de las obras atribuidas a "Shakespeare" sea realmente el William Shakespeare calvo y bigotudo que todos tenemos en mente.

- El William Shakespeare histórico se hizo rico como empresario teatral de obras a menudo anónimas y que mucho más tarde se le atribuyeron a él.

- En su testamento queda claro que no tenía ni un solo libro entre su lista de posesiones personales.

- No se le conoce formación académica alguna, y sus hijas crecieron analfabetas.

- El famoso Primer Folio, versión de la obra completa de 1623, incluye sólo 16 obras (de las 33) publicadas anteriormente a esa fecha (cosa muy extraña), y de éstas, sólo 9 habían sido atribuídas a "Shakespeare" inicialmente.

Hasta aquí, se presenta a William Shakespeare como alguien incapaz de crear, por formación, experiencia, etc. obras de tal magnitud. Más bien parece un avispado empresario que dió con un misterioso filón que se atribuyó a sí mismo...

¿Y quién es él?:

- Christopher Marlowe, autor de obras como Eduardo II y Fausto (ésta me la he leído y realmente parece de Shakespeare practicando su arte futuro) se dio por muerto, en extrañas circunstancias, en 1593. Hasta 1594 no aparece la primera obra de "Shakespeare".

- Marlowe, acusado de hereje y espía, muy culto y viajado por Europa y profesional del teatro, cumple con el perfil de "muerto por conveniencia", esto es, que le convenía desaparecer para no ser quemado en la hoguera. Como he apuntado antes, no le falta formación ni práctica para escribir como lo haría "Shakespeare" justo desde su "muerte".

Teniendo en cuenta por último que "Shakespeare" emplea 20.000 vocablos (y este es un número grandioso) con referencias a, al menos, cinco idiomas además del inglés, pregunto ¿quién es mejor candidato? (Y omito circunstancias históricas por no alargarme).

Vaya, que parece que la duda es muy razonable. Hay más información en la web del grupo que la promueve (al que curiosamente pertenece Sir Derek Jacobi): http://www.doubtaboutwill.org/

Una última reflexión (doble): Poneos en el lugar de William Shakespeare, pasando a la historia por algo que realmente no has hecho... y haced el ejercicio para Marlowe, considerado por los tiempos de los tiempos un predecesor menor del gran bardo.

Sea como sea, y esto sí que es importante, no dejéis de disfrutar una y otra vez de esas obras inigualables, cumbre de la Humanidad... sean de quien sean.

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