miércoles, 24 de diciembre de 2008

"Cuento de Navidad" de Dickens

"La puerta del despacho de Scrooge estaba abierta para permitirle vigilar a su dependiente, quien a poca distancia, en un cuartucho oscuro, una especie de almacén, estaba copiando cartas. Scrooge tenía un pequeño fuego, pero el del dependiente era tan minúsculo que parecía un residuo de brasa. Pero no podía poner más carbón porque Scrooge guardaba la caja del carbón en su propio cuarto, y con toda seguridad, si el dependiente hubiese entrado en el cuarto, el dueño le hubiera indicado que no tenía nada que hacer allí. Por lo cual prefería ponerse su bufanda blanca y procurar calentarse a la débil luz de una vela, en cuyo esfuerzo, no tratándose de un hombre de gran imaginación, fracasó.
- ¡Felices Navidades, tío! ¡Que Dios os guarde! - gritó una voz alegre. Era la del sobrino de Scrooge, el cual se había introducido tan rápidamente en la casa, que estas voces eran la primera noticia de su presencia.
- ¡Bah! - dijo Scrooge -. ¡Farsante!"


¡Feliz Navidad a todos y cuidado con los espectros nocturnos!

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