viernes, 8 de febrero de 2008

Sin palabras. Capítulo 3

Un rayo matinal hace que mi dolorido rostro se despierte. El alcohol no es bueno, pero a mi me gusta. Me gusta demasiado. Las 9 pasadas. Comenzamos de cojones mi tercer día. Si el "mudo" no me habla, imagínate llegando tarde a la cita.
Llego a la calle coral una hora tarde, desaseado, mi imagen da pena.
La calle es extraña. A cada lado, la pared de los 2 edificios que la limitan, cien metros de paredes estucadas con grafitis tipo "juan estás muerto" y similares. Sin ventanas, una única puerta. Está abierta. Llego tarde. Mejor entrar.
Pasadizo estrecho, con olor a cerrado con humedad, oscuro. Veo algo. Centellea unas luces tenues al fondo de una habitación. Una sombra. Lo he encontrado. Me apresuro. Es extraño, está agachado. Le aproximo mi mano. Se cae. No es él. Un hombre con la cara deformada, amordazado y maniatado. no consigo verle bien, hay poca luz. Me intenta decir algo. Le quito la tela que le impide articular palabras. Respira hondo. Le cuesta iniciar la conversa. Me consigue decir algo en voz baja. "Corre". Cuando escucho esa palabra siento que algo me coge mi hombro izquierdo, quema, duele, grito. Antes de caer por el dolor, me coge la mano derecha, lo impide. Me quema la mano. Mi visión se comienza a desenfocar, cuanto me quedará ... "veras el mayor espectáculo en dos dias, novato" me susurrea en el oído. De pronto la oscuridad.

Fin del capítulo 3.

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