jueves, 15 de enero de 2009

Intelectuales

Estoy devorando un libro que se llama precisamente así, "Intelectuales", sin más. Escrito por Paul Johnson, quien se dedica a despellejar, aunque de forma elegante y documentada, a una docena de intelectuales. Es una obra provocadora que desmitifica, cuando no echa por tierra de manera inmisericorde, a figuras tan reconocidas de la literatura y el pensamiento como Tolstoi, Ibsen, Brecht, Marx o Rousseau.

Algunas perlas:

Sobre Brecht: "He intentado encontrar algo positivo que decir de Brecht. Pero al margen del hecho de que siempre trabajó de forma incansable, no he hallado nada más"

Sobre Tolstoi: "Al igual que Marx, tenía una visión defectuosa de la Historia. Conocía muy poco la Historia y no tenía ni idea de cómo llegan a producirse los grandes acontecimientos"

El leitmotiv de la obra es que un egoísmo ilimitado es un rasgo común a muchos intelectuales. ¿Será verdad? Lo cierto es que estoy disfrutando esta demolición en serie.

4 comentarios:

Joan dijo...

Sé que este tipo de obras está de moda, pero no hacen más que motivar en mí un aumento de mi desprecio por el "comentario ocurrente", por la "genialidad psicológica", por el "periodismo inteligente". Dicho de otra manera: ¿qué hay en estas desmitificaciones de "rebelión de los enanos", de "democracia caníbal devoradora de la excelencia", de "rebelión de los esclavos en la moral", que diría Nietzsche?. Claro que los intelectuales (o al menos muchos de ellos) son unos malnacidos; faltaría más; y gracias a dios, diría yo, que hay algunos malnacidos así. Luego hay enanos que parasitan de los malnacidos durante milenios. ¿Tiene alguien idea de la gente a la que ha dado de comer Marx, Rousseau o Brecht, sólo para escribir sobre él, explicarlo en clases, o escribir libritos de marujeo biográfico?. Se ponga como se ponga, hay algo indudable: el tal Johnson come (y seguramente vive bastante bien) gracias a las desviaciones personales de gente que sí tenía verdadera grandeza. Y mi opinión personal es que, puestos a comer del trabajo de esta gente, prefiero comer del hecho de explicar su OBRA, que es su verdadera contribución a la humanidad. La contribución de Rousseau a la humanidad es su teoría del contrato social, y no que abandonara un montón de hijos en orfanatos.

SirSer dijo...

Creo que una cosa no quita la otra. Bienvenidas sean las aportaciones de esos intelectuales y bienvenidas sean las críticas.
Todo en su contexto.
Y ahora, ¡a por Bertrand Russell!

Lord Enzi dijo...

Yo me declaro partidario de la línea de Joan. En veinte años, nadie se acordará de Johnson, entre otras cosas porque habrán aparecido otros n sujetos de su calaña.
Que Rimbaud fuera un imbécil es lo de menos, y escribir un libro morboso sobre Proust tiene poco mérito. Lo difícil es explicar de dónde narices sale la obra de uno y otro y por qué siguen siendo referentes.
Merece un punto y aparte Tolstoi. Meterse con él por no saber Historia es una estupidez. Tampoco Stendhal es un dechado de exactitud, y no digamos gente como Byron. ¿Y qué narices importa eso?

¡Abajo con Johnson y los de su calaña! Como mucho, un rato por morbo, no merecen más.

SirSer dijo...

Desconocía que este tipo de obras estuviera de moda. Ésta en concreta va más allá de una mera exposición de anécdotas. En fin, ahí lo dejo.