martes, 4 de mayo de 2010

El día del libro

El pasado día 23 de abril, como sabréis, se celebró, como cada año, el día del libro. Es una fecha que me despierta sentimientos encontrados.
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Por un lado, y por un día al año, el libro es el protagonista. Está muy bien pasear por los abarrotados puestos, viendo cómo los niños se interesan por los libros, animados por sus padres a elegir alguno. También puede hacer gracia ver en persona a algún autor (no es mi caso) y que hasta te dedique un ejemplar.
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Pero lo cierto es que es una farsa. Los lectores de verdad no necesitan excusas para salir a comprar libros, es una actividad cotidiana de su existencia (sé de alguno que asegura que es el único día del año en que no piensa en comprar libros). Se hace por impulso, por borreguismo, igual que regalar en el día de la madre o del padre. Es el día del libro como podría serlo de la salchicha o de la gorra, y de hecho lo comparte con la rosa (por cierto, libros para ellos y rosas para ellas, sin comentarios...). Y es lamentable ver qué libros se venden, y hasta cómo: una compañera de trabajo que tuve me confesó que miraba cuál era el libro más promocionado para regalárselo a su pareja... que naturalmente no se lo leería nunca.
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Sólo hay una cosa que me consuela: los enormes ingresos de las editoriales en ese día permiten, en parte, supongo, que luego editen libros que sólo nos interesan a cuatro, y que de otra manera nunca verían la luz. El que no se consuela es porque no quiere.

3 comentarios:

SirSer dijo...

El día de Sant Jordi vi a Quim Monzó, quien dentro del nutrido grupo de escritores contemporáneos ultrasupravalorados ocupa un lugar muy destacado.

Por lo demás, una bella operación meramente comercial.

Lord Enzi dijo...

Ahora que releo la entrada, bueno, me parece un poco pesimista...
Para compensar, diré que Ch. me regaló unos libros geniales:
- "Romanticismo, una odisea del espíritu alemán", de Rüdiger Safranski (que hoy mismo Joan me ha indicado como un autor soberbio)

- "Deconstruyendo a Darwin" de Javier Sampedro, y es que la cabra tira para el monte...

Además, en una caja en el suelo de libros a 2€, encontré "Els últims dies de Charles Baudelaire" de Bernard-Henri Lévy. Con ese título no pude resistirme.

Total, que mucho criticar Sant Jordi, y he acabado la mar de contento.

Mira dijo...

ya te vale !!