"Detesto lo que hago", es el pensamiento que tengo cada vez que vengo de mi jornada laboral. Mi dedico a decir lo que quieren oír y expresar las maravillas de todo lo que hacen ellos. ¿Cómo puede ser que un projecto que me ha llevado tantos horas de trabajo pueda ser ignorado en sólo una decena de minutos? Prepotentes gilipollas. Es el pensamiento que siempre tengo cuando vengo de algún viaje, mucho trabajo, los mismos "yupies". Necesito algo nuevo, ¿nuevas emociones? A lo mejor.
Siempre tengo un pequeño alivio cuando veo mi pisito en medio de algo que se puede llamar ciudad. Después de abrir la puerta, inspecciono el correo. Soy melancólico, no todo ha de ser el puto ordenador y sus mails.
"¿Que extraño?" Un pequeño intento de sonrisa se dibuja en mi cara. ¿Un paquete? Cuanto tiempo. Siempre uno, cuando abre un paquete, tiene sensación de abrir un regalo. No espero y lo abro con la máxima rapidez.
El sonido seco del paquete caído hace que me despierte rápidamente de la extraña visión obtenida en ese momento. Gotas rojizas espesas me salpican los zapatos, y una esfera uniforme se me para entre los pies.
Al agacharme compruebo que el resto de un ojo salpicado en algo, posiblemente sangre, me mira. Dentro de la caja, una cuchilla de barbero, que no ha conseguido salir del paquete después de dejarlo caer. Y en el reverso de la caja hay algo escrito. Color rojo ... "¿Me puedes ver?".
Fin cap. 2º
lunes, 25 de febrero de 2008
El silencio de Jacob. Cap. 2º "mal de ojo"
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2 comentarios:
Lord enzi ? Te toca. Ya no voy a escribir más melón. Por cierto tiene toques autobiográficos.
Creo que le ha faltado, para que puedas darle otro toque autobiográfico, alguna escena sexual con muñeca hinchable....
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