sábado, 8 de marzo de 2008

El silencio de Jacob de falç. Capitulo 3º

Antes de abrir el paquete, me estaba preparando un bocadillo de chorizo y a cualquier persona con un mínimo de sensibilidad, que le regalen un ojo y una navaja le cortaría el hambre.

Pero yo estoy hecho de otra pasta. Alguien capaz, como yo, de meterse un enema de Colacao, por el simple placer de experimentar, no iba a inmutarse por algo así. En fin, que ya sabía que no era el único al que le faltaban un par de hervores...

Aprovechando que la navaja estaba bien afilada, pude cortar unas finas láminas de chorizo, con lo que me quedó un bocadillo de puta madre.

Cuando me lo estaba comiendo oí una ténue voz que me decía: "Too patí, cabrón, no invites". Me quedé aterrorizado. El bocadillo era míoooo, mi tesssooorrroo y no pensaba compartirlo.

Para tranquilizarme, hice lo que hago normalmente en estos casos. Me metí el dedo en el culo y esperé...

Y entonces, ocurrió lo inesperado... Aunque no para mí, claro. Verme con un bocadillo de chorizo en una mano y con la otra mano con el dedo metido en el culo, hacía que pudiera esperar cualquier cosa.

El ojo, sí el puto ojo que había en la caja, se acercó a mí y me dijo: "El alambique no puede pretender que la natilla comparta su esperanza"

¿Que querría decir con eso? Sin duda la frase debía tener su miga...

Final capítulo 3º

2 comentarios:

Superfucker dijo...

Con que nos ponemos guarretes, ¿eh? Pues ahora te vas a enterar, jojoj

Joan dijo...

JAJAJAJAJAJAAJJA KEREMOS MASSSSSSSSS