Era el día en que al sol se le nublaron
por la piedad de su hacedor los rayos,
cuando fui prisionero sin guardarme,
pues me ataron, señora, VUESTROS OJOS.
No creí fuera tiempo de reparos
contra golpes de Amor, por ello andaba
seguro y sin sospecha; así mis penas
en el dolor común se originaron.
Hallóme Amor del todo desarmado,
con vía libre al pecho por los ojos,
que de llorar se han vuelto puerta y paso;
pero, a mi parecer, no puede honrarle
herirme en ese estado con el dardo,
y a vos armada el arco ni mostraros
domingo, 6 de abril de 2008
Canzoniere, III de Petrarca
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1 comentario:
El momento del enamoramiento descrito por el gran Petrarca como nadie lo había hecho antes y muchos intentarán después.
El destinatario aquí es alguien que acaba de pasar por el trance, él ya sabe quién...
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